Jesuitinas, 150 años trabajando

Mirando al logo de Jesuitinas vemos un centro, una raíz que se
expande de manera frondosa y comienza a girar desde la vida y para la
vida que se nos ofrece fresca, ágil, dinámica… a lo largo de 150 años
y en ella hay espera y esperanza, frutos que van brotando y que
continúan porque al centro le nacen otras ramas que extienden esa
raíz, nuevos brotes, hojas diversas, flores de tamaños y colores
variados pero bien conectados con la savia que reciben desde lo más
profundo del ser carismático.
Esa consistencia en lo fundamental permite la diversidad total, que
embellece el conjunto, es armónico y está integrado, no hay ramas
sueltas, desgajadas, es un todo.
Es un árbol vivo, regalado para ser multiplicado mientras estamos en
camino, ya sin retorno, que no se cierra porque tiene deseo y vocación
de infinito, de trascendencia, y es una familia ampliada que avanza
con alegría creciente.